martes, 10 de diciembre de 2013

Historia del Ecuador

El Ecuador debe su nombre a diversos hechos que a través de los años se conjugaron para borrar el histórico nombre de Quito.
El primero de ellos se dio en el año 1736, cuando la Academia de Ciencias de París envió a Quito la célebre Comisión Geodésica de Francia integrada por los sabios La Contamine, Baguer, Codín y Deniegues, entre otros, quienes estuvieron acompañados por los marinos españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa. El propósito de la Misión era el de medir un arco de meridiano terrestre, para lo cual los científicos vinieron a Quito donde realizaron sus investigaciones. Como producto de su permanencia en la audiencia, Ulloa y Juan escribieron una importante reseña que publicaron bajo el título de «Noticias Secretas de América», en la cual se refirieron a «Las Tierras del Ecuador», - en alusión a la línea equinoccial que cruza al norte de la ciudad de Quito-, dejando a un lado el nombre de la Presidencia o Audiencia de Quito.
Años más tarde y luego del célebre triunfo patriota en la histórica Batalla del Pichincha, nuevamente se dejó a un lado el nombre de Quito y se volvió a destacar el de Ecuador. Efectivamente, sólo dos años y un mes después de dicha batalla, el 25 de junio de 1824 se promulgó la Ley de División Territorial de Colombia, que fue determinante, en varias formas, a lo relacionado con el futuro de lo que sería nuestra patria, el Ecuador.
La ley aludida tiene una gran importancia para la historia ecuatoriana, pues fue en ella precisamente donde, por primera vez, se mencionó el nombre de Ecuador como el de un departamento gran colombiano.

La República del Ecuador surgió como estado independiente el 13 de mayo de 1830, cuando, a petición del Procurador del Municipio de Quito, Dr. Ramón Niño -y bajo la poderosa influencia del Gral. Juan José Flores-, el Gral. José María Sáenz - Prefecto del Departamento del Ecuador - convocó a las corporaciones y a los notables de la ciudad de Quito a un cabildo para tratar los asuntos relacionados con la separación del Distrito del Sur de la Gran Colombia. Fue entonces que, en los salones de la vieja Universidad de Santo Tomás de Aquino, antes de San Gregorio, «Ciento veinte personajes, los más notables patricios de la ciudad, incluidos viejos próceres escapados de las mazmorras, así como los superiores de las comunidades religiosas, suscribieron con enorme alborozo el acta que vino a ser como la partida de nacimiento del estado ecuatoriano.

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